Mis libros tienen vida propia, o yo hago que la tengan porque después de publicados sigo atento a nuevas informaciones que los completen o los mejoren. En mi último libro, No en van tornar, que trata sobre los exiliados y emigrados de L’Hospitalet tras la Guerra Civil Española, presenté gran número de casos, pero siguen apareciendo otros. El que más me ha llamado la atención, sin duda, es el de Jaume Mateu i Botines porque, además de ser un nuevo caso, completa otro que yo apuntaba en el libro, el de su hijo, Jordi.
ERC es uno de los partidos que mayor atención ha dedicado a su propia historia como formación política y a sus protagonistas; las nuevas generaciones del partido han auspiciando la publicación de numerosas obras retrospectivas en las que han recogido las identidades de todo tipo de personas que les han precedido, desde los grandes cargos nacionales hasta los locales. Es el caso de la obra Esquerra a Mèxic 1941-1980, publicado en 2012 por la Fundació Josep Irla (y con una segunda edición corregida y ampliada en 2013) en la que he podido obtener nuevos datos de algunos hospitalenses exiliados de los que no tenía noticia.
Como decía, el que más me ha llamado la atención es Jaume Mateu i Botines (L’Hospitalet, 1896 – México DF, 1960), concejal de ERC en l’Hospitalet desde enero de 1934, cuando ocupó la cartera de Fomento. Participó en el asalto al cuartel de la Remonta durante la jornada del 6 de octubre de 1934. Con el fracaso de la proclamación de la República catalana tuvo de ocultarse hasta 1936. Durante la guerra fue nombrado jefe de la brigada de conservación de edificios de la Generalitat, a partir de diciembre de 1937. En enero de 1939 se exilió en Francia y fue internado en el campo de Argelers, en donde sufrió disentería. Más tarde trabajó en la vendimia en Pesenàs y en Montpeller en la construcción de un campo de aviación. El 8 de septiembre de 1942 embarcó en Marsella rumbo a Veracruz (México) a donde llegaría el 16 de octubre. Probablemente su mujer, María Martorell Ollé, y sus tres hijos, Santiago (1925), Jordi (1927) y Juli (1932), viajaron más tarde para reunirse con él en México.
Cuando escribí mi libro contacté con los descendientes de uno de los hijos, Jordi, que acudió a México en 1946 (pág. 172). Ya apunté en la introducción que el contacto a distancia con las fuentes tiene sus limitaciones. Y este caso es una buena prueba: los nietos de Jordi Mateu me confirmaron los datos sobre él, pero no me dijeron nada de su abuelo…
Jaume Mateu trabajó en México en un cine de Ciudad Juárez, y luego en la capital como representante de la empresa Vitauva que comercializaba zumos. Murió en México DF el 30 de mayo de 1960.
Otros casos que he descubierto gracias a este libro son los de Ignasi Canadell Cantarell y Eduard Neira Laporte. Ignasi Cantarell, según esta fuente, habría sido escogido presidente de ERC en l’Hospitalet en marzo de 1936. No se explica ninguna relación más de Canadell con l’Hospitalet, aunque de ser cierto el cargo, se podría deducir que en algún momento probablemente de la década de 1930 se habría trasladado a vivir de su Manresa natal a l’Hospitalet. La vinculación del médico Eduard Neira parece ser profesional ya que se apunta que antes de la guerra civil fue médico de la Cruz Roja de l’Hospitalet, de la cual recibió la medalla de plata.
Todos ellos acabaron exiliados en México, y allí murieron, sumándose así a los hospitalenses que jamás volvieron a su lugar de origen.